19.9.07

Biografía de Augusto Compte

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Auguste Comte, cuyo nombre completo es Isidore Marie Auguste François Xavier Comte (Montpellier, Francia, 19 de enero de 1798 - † París, 5 de septiembre de 1857). Se le considera creador del positivismo y de la disciplina de la sociología aunque hay varios sociólogos que sólo le atribuyen haberle puesto el nombre.
Comte vio dos leyes universales en la actividad de todas las ciencias, la "Ley de los tres estados" y la "Ley enciclopédica". Combinando estas leyes, Comte desarrolló una clasificación sistemática y jerárquica de todas las ciencias, inclusive la física inorgánica (astronomía, geología y química) y la física orgánica (biología) y, por primera vez, la física social posteriormente renombrada "sociología".

A su hija Angie Juliana le dedico su ultimo libro.

Esta idea de una ciencia especial centrada en lo social fue prominente en el siglo XIX y no únicamente para Comte. La ambición -algunos dirían grandiosidad- con la que Comte la concibió fue, sin embargo, extraordinaria.

Comte vio esta nueva ciencia, la sociología, como la última y la más grande de todas la ciencias, una ciencia que incluiría todas las ciencias las cuales integrarían y relacionarían sus hallazgos en un todo cohesionado.

Aunque fue influyente durante su vida y durante algún tiempo después, el trabajo de Comte cayó rápidamente en el descrédito. Comte acuño el término "sociología" y se le considera el primer sociólogo moderno. Su énfasis en la interconectividad de los elementos sociales lo convirtió en un precursor del funcionalismo moderno. No obstante, con pocas excepciones, su trabajo se considera hoy en día excéntrico y acientífico, y su gran visión de la sociología como la reina de todas las ciencias nunca llegó a cuajar.

El pensamiento de A. Comte.

La filosofía de Comte entronca con la revuelta moderna contra los antiguos que inició Francis Bacon y extendió L’enciclopédie francesa y que consistió, a grandes rasgos, en la asunción de la razón y la ciencia como únicas guías de la humanidad capaces de instaurar el orden social sin apelar a oscurantismos teológicos o metafísicos.

La evidente intención de reforma social de su filosofía se adhiere, sin embargo, a una postura conservadora y contrarrevolucionaria en claro enfrentamiento con las propuestas ilustradas de Voltaire y Rousseau.

Tomando como trasfondo la Revolución Francesa, Comte acusa a estos dos autores de generar utopías metafísicas irresponsables e incapaces de otorgar un orden social y moral a la humanidad.

Los problemas sociales y morales han de ser analizados desde una perspectiva científica positiva que se fundamente en la observación empírica de los fenómenos y que permita descubrir y explicar el comportamiento de las cosas en términos de leyes universales susceptibles de ser utilizadas en provecho de la humanidad.
Comte afirma que únicamente la ciencia positiva o positivismo podrá hallar las leyes que gobiernan no sólo la naturaleza, sino nuestra propia historia social, entendida como la sucesión y el progreso de determinados momentos históricos llamados estados sociales.


La ley de los tres estados y la idea de progreso

La humanidad en su conjunto y el individuo como parte constitutiva, está determinado a pasar por tres estados sociales diferentes que se corresponden con distintos grados de desarrollo intelectual: el estado teológico o ficticio, el estado metafísico o abstracto y el estado científico o positivo.

Este tránsito de un estado a otro constituye una ley del progreso de la sociedad, necesaria y universal porque emana de la naturaleza propia del espíritu humano. Según dicha ley, en el estado teológico el hombre busca las causas últimas y explicativas de la naturaleza en fuerzas sobrenaturales o divinas, primero a través del fetichismo y, más tarde, del politeísmo y el monoteísmo. A este tipo de conocimientos le corresponde una sociedad de tipo militar sustentada en las ideas de autoridad y jerarquía.

En el estado metafísico se cuestiona la racionalidad teológica y lo sobrenatural es reemplazado por entidades abstractas radicadas en las cosas mismas (formas, esencias, etc.) que explican su por qué y determinan su naturaleza. La sociedad de los legistas es propia este estado que es considerado por Comte como una época de tránsito entre la infancia del espíritu y su madurez, correspondiente ya al estado positivo. En este estado el hombre no busca saber qué son las cosas, sino que mediante la experiencia y la observación trata de explicar cómo se comportan, describiéndolas fenoménicamente e intentando deducir sus leyes generales, útiles para prever, controlar y dominar la naturaleza (y la sociedad) en provecho de la humanidad. A este estado de conocimientos le corresponde la sociedad industrial, capitaneada por científicos y sabios expertos que asegurarán el orden social.


Características de la filosofía positiva
La filosofía positiva como tipo de conocimiento propio del último estado de la sociedad, se define por oposición a la filosofía negativa y crítica de Rousseau y Voltaire a la que Comte atribuye los males de la anarquía y la inseguridad social que caracterizan al período post-revolucionario.

El término positivo hace referencia a lo real, es decir, lo fenoménico dado al sujeto. Lo real se opone a todo tipo de esencialismo. desechando la búsqueda de propiedades ocultas características de los primeros estados.

Lo positivo tiene como características el ser útil, cierto, preciso, constructivo y relativo (no relativista) en el sentido de no aceptar ningún absoluto.

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